martes, 17 de noviembre de 2015

Federico García Lorca

Federico García Lorca

vivió sus primeros años en el campo, en Fuente Vaqueros, un pueblecito de Granada (España); aprendió música muy pronto, junto a su madre, y nunca perdió esa alegría de niño feliz que corretea de la mañana a la noche por un pequeño jardín familiar.
Federico siempre conservó estas imágenes primeras, por eso sus poemas serían más tarde una gran fiesta de color y de música. Una fiesta maravillosa a la que todos están invitados, incluso los niños.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La Tarara

La Tarara, sí; 
la Tarara, no; 
la Tarara, niña, 
que la he visto yo. 

Lleva la Tarara 
un vestido verde 
lleno de volantes 
y de cascabeles. 

La Tarara, sí; 
la tarara, no; 
la Tarara, niña, 
que la he visto yo. 

Luce mi Tarara 
su cola de seda 
sobre las retamas 
y la hierbabuena. 

Ay, Tarara loca. 
Mueve, la cintura 
para los muchachos 
de las aceitunas.
 
 
 
 
 
 
 
Agua, ¿dónde vas? 

Riyendo voy por el río 
a las orillas del mar. 

Mar, ¿adónde vas? 

Río arriba voy buscando 
fuente donde descansar. 

Chopo, y tú ¿qué harás? 

No quiero decirte nada. 
Yo..., ¡temblar! 

¿Qué deseo, qué no deseo, 
por el río y por la mar? 

(Cuatro pájaros sin rumbo 
en el alto chopo están.)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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